A propósito de una noticia que esta semana apareció en todos los diarios y noticieros, he decidido escribir este artículo. Se trataba de una mujer de unos 30 años que fallece inesperadamente luego de una cirugía estética de mamas.
La muerte a nadie le es simpática, aunque se esfuercen los analistas para convencernos de que se trata de un hecho tan natural como el nacimiento la muerte siempre es un hecho triste y lúgubre; a nadie se le podría ocurrir relacionar la belleza con ella, por tanto siempre será un hecho inesperado y difícil de asimilar; así también será lógico que inmediatamente ocurrido el hecho fortuito, se busque un culpable, se busque a quien hizo las cosas mal, se intente explicar por que ocurrió lo que nunca debería haber pasado, alguien deberá pagar por eso… aunque se trate de algo “tan natural”.
Lo “natural” de la muerte, entonces, podemos relacionarlo con lo esperado, lo pronosticado, el final de un camino que conocemos donde acaba. Sin embargo nuestra amiga la muerte no siempre puede ser pronosticada, nadie sabe exactamente en que momento se termina la vida, aun, supongo, seria mucho mas triste la muerte si supiéramos que día y a que hora se terminara la vida.
Los médicos no luchamos contra la muerte, no podríamos luchar contra quien sabemos siempre nos vencerá. Pero, usamos nuestra ciencia para prolongar la vida, ayudar a bien vivir y a bien morir. Para ayudar a bien vivir promocionamos salud (hacemos que la gente conozca sobre enfermedades, como prevenirlas y como consultar tempranamente) intentamos curar enfermedades y rehabilitar aquellos pacientes que aun curados han quedado con secuelas.
En consecuencia, los médicos cirujanos llevaremos al quirófano personas enfermas y personas sanas, ya que el buen estado de salud no implica solo ausencia de enfermedad, volviendo al caso de la noticia, la joven no padecía ninguna enfermedad, pero para “bien vivir” talvez necesitaba de aquella fatal cirugía.
Los médicos urólogos (todos somos cirujanos) somos un ejemplo de esto en muchas áreas: operamos personas para permitirles mantener relaciones sexuales en forma placentera, operamos pacientes para restablecer su potencia sexual, para diagnosticar o tratar la infertilidad (incapacidad para tener hijos) la incontinencia urinaria y hasta operamos personas por motivos religiosos (por ejemplo la circuncisión del recién nacido). Nadie podría afirmar que estos pacientes se encuentran “enfermos” o peligre su vida… por tanto nadie podría comprender la muerte de alguno de ellos. Los fríos números de las estadísticas dicen que esta forma de pensar es errónea, en todos estos procedimientos alguna cifra, aunque sea ínfima, indica que el riesgo existe. Sin ser fatalista ni intentar con esto asustar a nadie, considero necesario que todo paciente que entre a un quirófano lo conozca y reconozca.
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Cuando uno se puede morir en relación a una cirugía?
Una persona puede fallecer antes, durante, inmediatamente después (post-operatorio inmediato) o en el post-operatorio alejado.
Generalmente una persona muere antes debido a que la gravedad de la enfermedad o las dificultades para realizar un diagnostico correcto, no dieron suficiente tiempo para llegar al procedimiento que pueda detener su evolución natural (Ej.: un paciente con una herida de bala que fallece en la guardia o una enfermedad que requiere de una autopsia para conocer la causa exacta de la muerte)
Durante el acto operatorio propiamente dicho es en la actualidad, poco frecuente que se produzca el deceso y suele deberse a complicaciones no esperables o no relacionadas estrictamente con el tipo de cirugía. (Ej. de esto son las reacciones alérgicas graves, alteraciones de la coagulación, embolias, paro cardiaco y complicaciones anestésicas) de las relacionadas con la cirugía la mas frecuente es el sangrado incontrolable.
Si hablamos del post-operatorio inmediato, las causas suelen ser similares a las del acto quirúrgico, a las que hay que agregar las causas neurológicas e infecciosas que suelen ser mas lentas en su instalación y los efectos de enfermedades y hábitos del paciente previos a la cirugía (denominados comorbilidad) tales como diabetes, hipertensión arterial, cardiopatías, neuropatías, tabaquismo, abuso de sustancias ilegales) que aumentan la gravedad del cuadro por solo existir.
En el post-operatorio alejado, es decir, luego que el paciente evoluciono favorablemente y fue dado de alta sanatorial pueden aparecer complicaciones derivadas de embolias originadas en trombos de miembros inferiores que pasaron desapercibidos durante la internación; del stress, como las gastritis hemorrágicas; iatrogénicas (infligidas por las indicaciones del propio medico, Ej.: una ulcera gástrica producto de medicamentos para calmar el dolor); infecciones por gérmenes intrahospitalarios (resistentes al tratamiento con los antibióticos de uso habitual); evolución natural de la enfermedad (ej. Cáncer); anemia, suicidio (depresión) y propias del tipo de intervención quirúrgica como infecciones de heridas, hernias y daño accidental de otros órganos inadvertido durante el acto quirúrgico.
Conocer los riesgos del acto quirúrgico al que va a ser sometido es un derecho del paciente y una obligación del medico.
Entonces, pues, convengamos en estos…
Consejos importantes: